De entre todos los que dormían en el cajero, había uno muy singular. Últimamente venía gente bien aburrida carente de historias genuinas. Todo se traducía en dos palabras unidas por la ley de causa-efecto: Crisis y desempleados .
Esto era nuevo para el mundillo de los trotamundos, mundillo de poetas, viciosos, lunáticos, vagos, profetas, sabios, incomprendidos, maléficos, santos, maniáticos, vividores, silenciosos,buenos conversadores...un fastidio, pero era uno de ellos que reunía algunas de esas características del que quería hacer especial mención.
A la edad de veinticinco años un fantasma le transtornó y decía cosas muy absurdas a los oídos de todos, cosas del estilo:
"A mí se me apareció el cuento y entonces yo no era vagabundo,eh?. Si mañana seré gris por fuera, antes era blanco. Eso hubiera dicho cualquier hombre de bien que me echara un rápido vistazo antaño. ¡Vamos si era blanco yo! ¿Y mañana qué dirán de mí? Que soy más gris que las cenizas.¿Qué creías? ¿Que no me daba cuenta?
Pero... ¿qué más dará? ¡A mi se me ocurrió la gran IDEA! ¡El excelente crimen atroz! ¡El sutil asesinato! Porque sabréis que fui un asesino:
Todo empezó cuando se me apareció el cuento que explicaba la historia de un lunático que cruzaba la ciudad de punta a punta cada día mientras acompañaba sus pasos de sonoras palmas.
Palmas en el supermercado, palmas en el semáforo, palmas en el ascensor (¿Cómo apretaba el botón del ascensor? Con el codo diremos). En definitiva su extravagancia se resumía en palmas y las consecuentes miradas ,de cautela primero y de reproche segundo, de sus coetáneos.
Me hubiera gustado pararle un día y preguntarle el porqué de tanta palma. Y lo iba a hacer, de veras. Le estuve esperando toda la mañana, no fui al trabajo aquel día arguyendo problemas leves de salud, cuando de pronto al tío le dio por cruzar en rojo y la palmó.
Todo este asunto me hizo pensar en la brevedad de la vida. En lo absurdo de nuestra existencia: ¡La palmó el de las palmas! ¡Sin más!¡Expiró!. Típica historia, pero en mi propia carne. Me di cuenta y lo dejé todo. De nuevo, típica historia.
Pero juré y juraré toda la vida que he hecho el gran descubrimiento!¡Esa historia me abrió los ojos! ¡Me he dado cuenta de que todo en nuestra concepción del mundo era mentira! Estaréis alerta a partir de ahora, porque os confesaré que el presente no existió ni existirá. Lo lógico antes era decir que entre pasado y futuro existía la única verdad: el presente, el momento que se prolongaba para siempre. ¡Pero no era verdad! ¡Era mentira!. ¡YO maté al PRESENTE!. "
Me he acordado de repente de que el loco del que hablaba era yo, perdonaréis el uso innecesario de las comillas("). ¿Pero no será acaso este cuento la prueba de que el presente no existió ni existirá? Ni una sola forma verbal se usó en el relato ,ni se usará, en ese tiempo muerto e imaginario que nunca existió. Por el que se calumnió al futuro y al pasado siglos enteros. Podréis repasar el texto cuando haya terminado. Queridos lectores, con la literatura he enterrado al presente. ¡Salve literatura dormidera del presente! ¡Salve Domadora de la exuberante bestia!