Mi sangre no va conmigo. Tú me exiges presencia, encadenas mis muñecas, pero...¿Cómo no te puedes dar cuenta?
Mi sangre danza por doquier, no sólo transita por las marcadas venas y arterias, mi sangre atómica fluye, entra y sale de los oídos, de las pupilas, de cualquier poro que distraído se abre un poco...
¿Que qué hace? ¡Que sé yo! Danza ligera, canta con pesar y luego como un fiel obrero, vuelve a casa, para alumbrar desde las entrañas ,con su carmesí, esta vasija que le fue asignada.
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