Silba alegre desde arriba,
baja fresca y cegadora,
originaria de la cima,
decidió volver ahora.
Un destello ígneo,
ya se precipita,
sobre aquel pobre abeto,
apestando a dinamita.
Un deforme serafín,
entona un triste blues,
las tiernas estrellas ríen,
avanza la augusta luz.
Ella sabe de injusticias,
de historias y leyendas,
maneja bien las mentiras,
y conoce toda senda.
Envuelta en frío de muerte,
latiendo con fervorosa vida,
se abre paso desde arriba,
la eterna ráfaga de la cima.
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