martes, 12 de octubre de 2010

El pollito y la Pachamama


En el ácido estómago del gusano,
entre dunas de polvo,
la Pachamama y el pollo enano,
van cogidos de la mano.

Contorsionado en su asiento,
mientras ella sonríe,
él condena todo su aliento,
a repartir ideas como alimento.

Ojos de aguas bravas,
el pelo fino de paja,
en ajetreo constante sus babas,
dirigidas a su ama-esclava.

En cualquier silueta gris,
busca mirada,
con enigmas de dorado anís,
ella sonríe para sí.

El pollo fue incubado por mamá gallina,
pero por ahora,
ella lucha, procura comida,
así que es la Pachamama la que está
aquí y escucha día a día.

Y cuando pase el torbellino eterno,
el tiempo,
si no se vuelve enfermo,
ese pollo, ahora gallo majestuoso,
¿Se acordará algún día,
de su Pachamama de trato amoroso?
¿Se acordará de que el sustento del alma,
se lo profirió auqel especimen, ahora
desahuciado y en cama?
¿Aquel último reducto de lejanas razas,
ahora augurando su propio luto,
entre míseras sábanas?

Quizás...Ojalá...
Ojalá en algún instante,
fruto de accidente neuronal,
se acuerde de aquella acompañante,
de rostro y trato angelical.



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