¡Al fin a vuelto a suceder! ¡ De nuevo dar a luz! Bueno...¿o no?
En los pisos superiores todos estaban entretenidos, me consta que alguno incluso había salido a compartir su ocio con el mundo exterior. Por allí, algunos están demasiado atareados con la Nada. Otros demasiado con el Todo.
Yo había finalizado algunos ejercicios en la barra colgada entre dos paredes del garage y cubierto por una gruesa capa de sudor, me había escabullido por la despensa para hacerme con un infinito fuet como recompensa a mi sacrificio físico.
Cuando ya había cortado unos seis trozos con apoyo en la mesa de ping pong, la hoja del cuchillo resplandeció exhortada por la bombilla del garage...Entonces vino la gran sacudida, la avalancha y di a luz (o todo lo contrario según se mire).
No pensé, como movido por unos hilos de marioneta, corrí al interruptor y se hizo la oscuridad.
Un escalofrío recorrió mi médula, cerré los ojos.
¡Que inmenso placer! Sin planificación, sin razonamiento, lejos de una clase de meditación con sus consejos y reglas... han sido unos segundos de respiración, de verdadera respiración.
¿Se remonta al tiempo de las cavernas el asesinato de la oscuridad? ¿No es acaso esta guerra una cruzada sin descanso? Pantallas LED por todos sitios, móviles, mp3, portátiles, farolas...luz, luz, luz...Quizás por eso estos días, el Sol se ha tomado fiesta.
En el fondo...¿Por qué no se iba a poder tomar vacaciones en julio el astro solar? Si ya nos valemos, ¿no?.
¡Que apaguen las estrellas! Si desde las calles refulgentes de las ciudades no hay manera de que lleguen sus mensajes...
¡Asesinato global! Pero...¿Por qué nos han de interesar redes, telarañas, tan complejas? Si tú, amigo, primo, hermano, como yo, puedes un día, sin más, sin ley, sin receta, sin necesaria repetición, sin pensar en nadie ni en nada...hacer un movimiento de dedo y mandar por unos instantes todo al carajo y sentirte desnudo en el mundo, sobredimensionar formas, sonidos, entrar en un mundo dominado por el subconsciente, dar una pequeña patada a la mente y a sus obsesiones, escombros del espirítu de supervivencia...
En la oscuridad, estoy aquí. Los sentidos se potencian con un intrigante sazonador: la duda, el miedo, la imaginación.
Por primera vez en mucho tiempo de luz, huelo el fuet y con sentida pasión de loco, empiezo a dar cuchillazos a diestro y siniestro, las rodajas saltan por toda la mesa.
Cuando me lo lleve a la boca, no me extrañaría encontrarme un dedo... ¡Viva la oscuridad momentánea!
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