viernes, 14 de octubre de 2011

Sin pensárselo dos veces

"¿Quién le mandaría haber llegado hasta aquí?" La respuesta se encontraba algunos metros más arriba materializada en sus tres amigos cromañones.
"¿Por qué se dejaría enredar tan fácilmente?" Y entonces empezó a elaborar una especie de apología mental de los sabios y , en especial santos, que habían aprendido a decir "NO" llegado el momento preciso en la historia.

Estaba en un buen aprieto. Se acordó ,de pronto, de sus padres, de su hermano menor, de la tranquilidad de su habitación, allá lejos al otro lado del charco.
Se le aparecieron las diosas, Rutina y Normalidad, tan campantes en esos momentos por las calles de Barcelona y de cualquier ciudad, frías, indiferentes, ajenas a todo lo que estaba ocurriendo, a la danza de aquellos macacos que marcaba con la fuerza de los timbales el latido del corazón del pobre y escuálido P.

Se acomodó las gafas haciéndolas subir con el dedo índice por la inclinada ladera nasal que había heredado y dejando el peso del cuerpo lo más atrás posible, extendió despacio la cabeza de galápago para asomarse al precipicio.

Justo en ese instante una pesada mancha oscura surcó el aire y explotó con un sonora detonación grave propagada y amplificada por la cueva, cuyo interior era el origen de las tinieblas.

Después un silencio sepulcral, unos segundos que parecían años a P. violados sólo por la voluptuosidad de las olas fregándose contra la roca, pariendo una espuma densa y burbujeante, rompió un grito de guerra: ¡Vamoooooooos!¡Síiiiiii!.

La melenuda cabeza que acababa de proferir tales rugidos de victoria luchó con el vaivén de la mar y en un santiamén ya se alejaba del epicentro blanco que había dejado como marca en las vastas aguas para dejar vía libre al siguiente.

"No había marcha atrás". "Él era el siguiente"
P. notó las patadas estomacales dejando entender un "es de ser idiota". Las plantas de los pies hacía rato que se habían alejado del suelo formando un arco digno de admirar por la espina dorsal de cualquier gato callejero bufado.

"Vengaaa maricaaa", gritaron los de arriba.
"No había manera de dar marcha atrás", pensó con amargura. Tragó saliva y se acordó del de Arriba.
Era curioso, que hubiera tardado tanto en reparar en el Altísimo.

P. era de esa clase de jóvenes que hace algún que otro retiro al mes, que se junta con otros para dialogar sobre temas religiosos varios, ayuda a limpiar la parroquia un domingo de cada mes...
No vamos a decir tampoco, para no engañar al lector, que era un mesías, ni un hombre volcado con toda su alma al prójimo, pero sí que lo intentaba con ahínco, luchaba para lograr profanar el dicho popular, demostrando que el hábito SÍ hace al monje.

Así en los verdaderos momentos de competitividad o supervivencia, cuando convivía con amigos de la universidad o del barrio solían darse situaciones como la merma de alimentos en las que afloraba su ser más despreciable, egoísta y natural, gracias a Dios (todo sea dicho) y el hábito olía a rancio y podrido que daban ganas de caerse para atrás. Hablando de caer...

De ésta sólo le podía salvar el Señor, al verse acorralado por una curva espada pirata metafórica ,empuñada por los trogloditas de arriba, dio un paso tambaleante.

La majestuosidad de las aguas turquesas, del viento cargado de sal chillando y abofeteando su cara, la prodigiosa visión de la cueva del demonio que se hallaba a escasos metros a su izquierda...nada de todo esto consiguió calmarlo, sólo el tímido chorro de orín que se esparció por la redecilla blanca de su bañador consiguió darle algo de calor y fue la chispa que le dio el valor para empezar a rezar:

"Por favor Señor, sabes que no te molesto en vano, que no acudo a ti por caprichos de mi cuerpo. ¡Sálvame oh Señor! Prometo llevar tu palabra a donde sea necesario, ser bueno con todos, perdonar a estos...a estos... hermanos, ya que en el fondo soy yo el dueño de mi humilde destino y nada les puedo reprochar a estos desventurados.
Perdóname de igual modo como yo los perdono, o Yahvé, por jugarme la vida que no merezco haber recibido, protégeme por favor, protégeme. Un milagro pido, un sólo milagro como con los que has colmado a tantas figuras bíblicas. Lo dejo en tus manos...Un milagro, un milagro"

Acabada la oración cerró los ojos y se tiró.

----------------------------------------------------------------

Desde las alturas más abominables, a unos diez metros por encima del "trampolín" natural des de el que saltara P. , en un barranco casi celestial, los dos amigos F. y M. conversaban acariciados por el anacarado atardecer y acompañados por el susurro de las olas, y se decían el uno al otro:

-No entiendo por qué no se tira y punto, sin más. En estas cosas si te paras un segundo ya la has cagado, ¿verdad?- , empezó uno de ellos y el otro gritó: "Vengaaa maricaaa" y continuó en voz baja: - ¡Que subidón de adrenalina tío ,cuando estás en el aire...es la leche, la ostia...¡Vaya! y la caída...Yo me he dado con el culo en el agua y pensaba que...-
-Calla, calla-, le interrumpió el otro y los dos se asomaron, pues P. se acababa de lanzar.
En silencio observaron, en medio de aquel paisaje insondable, como el frágil y huesudo cuerpo de P. se precipitaba al vacío y al acercarse al mar, las aguas turquesas se abrían milagrosamente para destapar las rocas que se encontraban en sus entrañas.


Tras unos segundos de silencio en el que los amigos observaron el cadáver de huesos quebrantados del santurrón en el fondo marino, uno de ellos sentenció:

- ¡Ostia tú! ¡Esto es un milagro! Como a ese tío de las barbas, no? Abrahám, creo que se llamaba, se le han abierto las aguas a su paso. ¿Qué hacemos?

Se miraron, se encogieron de hombros y como aún quedaba una pequeña parcela ocupada por juguetona agua ,henchida por la marea, se lanzaron sin pensárselo dos veces.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que me sabe mal reírme con este cuento, pero el hecho de que no se sorprendan con la muerte, y sí con el milagro, es sublime.
López Forn

Mont dijo...

Hola Jorge,
Hablamos al inicio del curso universitario a través de tu madre, te consulté sobre las academias de refuerzo. Te doy mi correo electrónico, ya que me gustaría comentarte los cursos que organizo (de literatura, escritura, edición...) gratis, por si son de tu interés. Sigo tu blog y me interesa.
Montserrat Tolosa (mtolosa@triviumgc.com)