martes, 10 de abril de 2012

Impotencia

Pensaba en ese instante en que las cuatro paredes me iban a absorber en un momento u otro. Ni siquiera tendría el honor de ser engullido por cuatro paredes, pues una de ellas era puro cristal, permanente escaparate ideado para mi escarnio público.
Me recosté un poco y la silla crujió. Sí, una de las patas estaba de acuerdo y pronto se sumaría a mi decisión final.

Luchando contra las restricciones de movimiento impuestas por las cadenas del cuartucho me levanté para apagar la calefacción.

Si el calor seguía así, la cabeza me estallaría. La Máquina seguía prendida enfrente de mí, con su inteligente indiferencia. La irradiación de sus píxels, perdón si los términos técnicos no son los apropiados ( Aunque...¡Que demonios!¿Por qué disculparme? Tampoco me sentiría orgulloso de conocer las entrañas de mi fustigador), pues eso...que mis ojos eran el mayor contraste plástico con la lluviosa realidad al otro lado del escaparate.

El cielo sigue gris. ¿Gris en Alemania? ¿Gris en el Mediterráneo? Gris, no sé...solo gris. Ni siquiera hay lugar para nubes de formas graciosas o terribles. Sólo un mar gris.

A lo lejos se oyen las campanas de la Iglesia. Aún se ocupa alguien de darles movimiento, parece que la electrónica aún no ha profanado el territorio de la fe. Seguramente porque dicho territorio carece ya de todo sentido práctico o teórico.

De hecho, me recuerda un poco a este lugar. Igual de polvoriento.
Sin embargo, seamos justos: Todas las posibilidades se despliegan aquí como en un abanico, pero blanco y negro. ¿Qué ha sido de los abanicos como pavos reales? ¿De los de vientos de primavera? Aquí y ahora, se disparan las situaciones, la capacidad, las facilidades...pero todo esto deriva en una pesadez que imposibilita cualquier acto.

No me extrañaría que dentro de poco mi centro pensante se desconectara, como por arte de magia, de la herramienta corporal que le fue asignada ahora hará cosa de algunos años, cosa de mi existencia.
Existencia...Esta palabra es la única que me da alas para espabilarme antes de que venga el toro y lo deje pringado todo de una sangre gris.
La primavera ha llegado y los hematíes siguen igual de indiferentes que siempre, yo creo que el polvo les ha drogado para siempre ya.
Es por eso que mis últimas energías están empezando a hervir y me decido por fin a hacer algo. ¡Por fin! ¡Un impulso!
Pero aún la mente no se decide, parece que los músculos al menos se preparan como antes de una necesidad física importante...Empiezo a notar que la sangre me hierve...¡Al fin! ¡Al fin: poderosa actividad! Sé que va a durar poco este estado y me da pavor, en eso estoy gastando mi último saco energético, en interpretar el mejor de los pavores.
El cuerpo recto, erguido, los músculos al borde del fallo elástico, las puntas de los pies cargando todo el peso de las piernas...Se acerca, no sé cómo explicarlo, pero se acerca.
La llave sigue colgando en la puerta como siempre, indiferente sin ansias de vibrar ni por el espectáculo que se le presenta.
Los dddeedos yua men tieremblaena. ESDso eeraear, esdsoosoo! Eslk corereo como nno, ekml corerro!! TERROR,sabe lo queeu yo men tem ia. LEO el ma u anuncio.,.deajbajo del anunacio deen "Buscassd una amigan dcerca de casasda?", leoio el anubncio conm pavoier: "Cicuuta ale 50%, emn suiciduiuofacijukl.com". Elkl yauh lo sabia. Ni jkla ultimasa activiudad erera libre.

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