martes, 17 de julio de 2012

Diario de mi viaje: el país de las lamentaciones

Aquel era un país de corazón, con sus aurículas y ventrículos. Cuando caía la noche juguetona, los hombres y mujeres se sentaban, no todos juntos, cada uno rodeado de la intimidad de los más suyos ( pues todos los hombres y mujeres son suyos) y concentrado en las escenas patéticas del día: el traqueteo de la labor, las largas ojeadas al segundero del reloj, la arrogancia, la pasividad ante la injusticia imperante...concentrado en esas escenas que tan gustosas vivirían de forma parasitaria alimentándose día a día del organismo en el que habitan, concentrado en esa llaga, lloraba toda su sangre, con tal agitación de la caja torácica que varias horas más tarde la leve cortina que era la brisa barría toda esa inmundicia llevándosela al desierto y dejando tras de sí a una ciudad silenciosa y digna para el nuevo día.

domingo, 15 de julio de 2012

Diario de mi viaje: El país de la cuenta

Aquel era un país precioso. Al aparecer el soñoliento astro anaranjado cada mañana, un contador se vaciaba en la mente de todos los habitantes,y cuando ya el sol se metía en la bañera mediterránea para abandonarnos en las tinieblas de la noche, los que habían agotado el límite de palabras diario miraban quedos las maravillas que nos rodeaban.


Otros habían callado durante el día pues se reservaban palabras para susurros indiscretos que hacen eco en los oídos de la amada, cuando tras la danza de las cortinas y el viento solo alcanzan a verse las sombras de los enamorados.