viernes, 14 de marzo de 2008

La voz de la noche

Deja caminante que mi voz se cuele por tus oídos, dejále cruzar el umbral y empapar tu alma de mi esencia, acepta esta revelación.

Cuando en las ciudades, en cada uno de los millones de pisos, en el pueblo en las numerosas casas rurales duerme el gentío, yo renazco. Cuando los animales nocturnos disfrutan de la soledad y sosiego de la noche, lo hacen en mi mundo.

Pocos de los seres del Día, mi hermano rival o complemento, son los que tienen la posibilidad de estar en vela en mi reinado, pero aún más pocos los que tienen el privilegio de oír mis palabras.

Yo soy la voz de la verdad, la única que es siempre clara, aunque parezca una contradicción de mi naturaleza.

Mi eterno rival ocupa a los animales, hombres y no-hombres, con diarios quehaceres, con rutinas de trabajo, de movimiento...Por la mañana al salir el sol, general de mi hermano Día, la idea de eternidad desaparece, los seres despiertan de su pequeña muerte o letargo, y habituan de nuevo sus cuerpos y mentes a la vida en la Tierra, en el mundo material.
No hay rastro de Espíritu, todo parece joven, todo parece inocente, virgen, las preocupaciones son de otro color, y pronto acaba este espejismo y empieza la lucha por la supervivencia, (exceptuando algunos singulares), el Hambre es el primero en esclavizar a los seres, más tarde otros avatares se ocupan de castigar las mentes: las Obligaciones que imponen los otros seres, crueles ninfas, La Carne, sedienta guerrera y el Poder, padre de la Perdición de los Más Grandes y los Más Insignificantes.
Al extinguirse el último rayo del sol empieza el ánalisis de lo pasado y de lo que pasará, las angustias y congojas oprimen a muchos, Es una nueva vejez, cuando te duermas, volverás a morir.
Y algunos, pocos, creen oír mi voz, se llaman artistas o se llaman pensadores o se llaman solitarios o se llaman locos. El parloteo mental, o la actividad cerebral no descansa en ellos, en la oscuridad ven un reflejo de mi esencia.
Cuando la tranquilidad invade las calles vacías, pocos lo aprovechan. La ciudad de noche parece otro mundo. Esos pocos piensan en la infancia, la inocencia, la ausencia de dolor,en personas ahora polvo, en esos tiempos pasados, ahora dorados e inalcanzables, y todos lloran sin lágrimas, lo leo en su alma, lloran de impotencia, saben que nada se repetirá, y las imágenes fantasmagóricas vuelven a atormentarlos, deformadas, transfiguradas, es una persecución, y yo como máxima mandataria de mi espacio-tiempo, lo permito, ese es mi destino y mi pena, así que caminante comparte conmigo tu llanto.

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