sábado, 30 de agosto de 2008
Me sorprendió el frío
Sumergido totalmente en el agua noto como las olas me mecen y mi cuerpo se deja mecer. No tengo frío, y aún menos calor. Los peces grises de diferentes tamaños hacen círculos alrededor de mis pies, y la luz del sol que hace brillar la arena es el motor de toda la escena. No tengo frío, de pronto me paro a pensar y no recuerdo como sacar la cabeza del agua, toda la quietud, tranquilidad que me embriagaba se había esfumado. -Socorro! -quería gritar, pero sólo salían burbujas de mi boca, y ya empezaba a tener frío. Entonces la melodía lo absorbío todo: el agua, la luz solar, los peces... El tridente amenazador me pinchó la espalda, así caí preso de las sirenas y demás criaturas marinas del lugar. Hacía frío.
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