domingo, 26 de septiembre de 2010

A una fisgona

¿Te gustaría leer mis versos?
Por eso observas con sigilo,
yo a mi vez vigilo tus senos tersos,
¿No sabes que soy réptil del nilo?

¡Lágrima milagrosa
caparazón de poesía,
caín de la prosa,
sazón de ambrosía!

¡Niña! Toma todos mis versos,
cristalizados para ti,
pero a cambio quiero tus besos,
ésos sí valen un potosí,
los quiero presos,
todos para mí.

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