"¡Que angustia! ¡Que terror! ¿Cómo es posible? Juraría por mis venas que el cajón de la mesita de noche nunca tuvo cerrojo. Esto ha de ser fruto de algún sortilegio. ¿Cómo demonios es posible? ¿Acaso será este mi único momento cuerdo y presente y el resto de vida soñé que era un cajón de libre acceso? ¡Estos pensamientos acabarán conmigo! Puedo sentir como me hierve la sangre.
Aceptando que siempre fue así...¿Dónde está la llave? ¿Dónde la guardé? ¿Qué se oculta en ese oscuro cajón? ¡Es todo tan raro! y hasta hoy mismo parecía todo tan plácidamente corriente... Me voy a morir de la intriga, lo veo, lo siento..."
Acto seguido perdió la conciencia y cayó su cuerpo muerto encima de la mesita que estalló en cien pedazos, en medio de los escombros el maldito cajón quedó abierto apoyado contra la sien exánime del antiguo narrador. En su interior refulgía una pequeña llave.
Yo he tomado el relevo de la narración y empiezo a comprender que la existencia me tiene una guardada.
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